Realidad distópica: una sociedad ficticia indeseable en sí misma, una utopía negativa, donde la realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad ideal, representando una sociedad hipotética e indeseable. La mayoría de muestras de distopía surgen en la literatura, el cine y la televisión como muestra de las tendencias actuales extrapoladas en finales apocalípticos. Charlie Brooker ha tomado el tema de las nuevas tecnologías y lo ha llevado al extremo, como han hecho películas como "Fahrenheit 451", "Blade Runner", "Gattaca", "The Matrix", "V de Vendetta", entre otras. Todas ellas han tomado un futuro no demasiado lejano y han llevado los avances tecnológicos sólo un paso más allá, de manera que lo que se nos presenta resulta cercano, posible, y con ello más terrorífico que nunca, dado que lo contemplamos como algo totalmente posible. No hace falta ir a buscar monstruos futuristas capaces de destruir la humanidad, sólo hay que echar una ojeada a otro monstruo que se ha convertido en una parte esencial e indispensable de nuestras vidas: la tecnología. ¿Quien podría vivir hoy en día sin móvil, sin internet, sin un perfil en las redes sociales?
Brooker lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a crear una maravilla inquietante, una paranoia tecnológica, nos ha vuelto a mostrar cuál es el verdadero precio del progreso y todo envuelto en un enorme lazo rojo a modo de regalo de navidad en esta nueva entrega de "Black Mirror" que lleva como título "White Christmas: (Yuletide)". El episodio especial de esta particular, original e inquietante serie británica se emitió el pasado 16 de diciembre y tuvo una duración de 75 minutos, una gozada para los fans de BM, entre los cuales me incluyo.
Este especial navideño nos muestra una Navidad que de blanca y dulce tiene bien poco (el uso de canciones navideñas en escenas duras tiene un efecto perturbante en el espectador). El capitulazo está estructurado en tres partes. En la primera, Matt Trent, interpretado por John Hamm (Don Draper en la maravillosa "Mad Men") le narra a Joe Potter (interpretado por el actor británico Rafe Spall) una historia que se torció, mientras le cocina un delicioso plato navideño y mientras suena "I Wish It Could Be Christmas Everyday" de fondo en una cabaña perdida en medio de la nada. Matt le cuenta a Joe que hace tiempo fue un dating coach, que ayudaba a conseguir citas a hombres con problemas para ligar y para relacionarse socialmente, enseñando técnicas de seducción. Precisamente, la Navidad es una temporada alta en este tipo de servicio, porque es cuando tienen lugar las habituales cenas de empresa, que son una ocasión indónea para que los poco diestros a la hora de ligar puedan pillar cacho. Matt se comunica con sus clientes a través de una lentilla-Z, que en el futuro todo el mundo tiene implantada en la retina del ojo, y le va comunicando todo lo que necesita saber para triunfar, por ejemplo información de la gente con la que interacciona, dado que hoy en día prácticamente todo el mundo cuelga un montón de información sobre si mismo en diferentes perfiles que tiene on-line. Da miedo ¿verdad?
Igual que los que estudian marketing, Matt sabe lo que un hombre tiene que hacer para captar el interés de una mujer, para vender el producto, es un verdadero Gurú del arte de la seducción:
Regla 1: Dejar de lado a la chica que realmente te interesa, a la gente no le gusta que se la excluya, no quieren parecer invisibles. Ignorarlas hará que se despierte un absurdo interés en ti.
Regla 2: No parecer necesitado, ir un poco de sobrado. La confianza en uno mismo es esencial.
El papel de manipulador mentirosillo que interpreta Hamm, le va como anillo al dedo. Su seductora voz es perfecta para ser la conciencia de ese loser que quiere pillar cacho para no pasar solo la noche de Navidad. El problema es que su cliente da con una tiparraca rarilla (Natalia Tena de "Game of Thrones") y las cosas se acaban torciendo...
La segunda parte trata otro tema muy perturbador, el de la esclavitud tecnológica. Parecía que la esclavitud había sido abolida ya hace mucho tiempo, pero puede regresar de la mano de las nuevas tecnologías, porque ¿no somos ya esclavos de nuestros móviles, de internet? En este caso se crea una copia idéntica de la conciencia de Greta (Oona Chaplin, también vista en "Game of Thrones" y en la serie "Dates") para convertirla en esclava de la verdadera Greta y hacerle la vida más llevadera y sencilla. La Greta digital será la encargada de llevar una especie de Smart House con todas las comodidades imaginables. Matt es el encargado de adiestrar a la copia de la conciencia de Greta.
Brooker lo ha vuelto a lograr, ha vuelto a darnos una patada en la entrepierna. Ha conseguido, con una inquietante pero magnífica imaginación, hacernos ver lo que puede pasar de aquí muy poco, si seguimos dejando entrar en nuestras vidas una tecnología que ha llegado tan rápido, que no hemos sido capaces de calibrar las consecuencias de todos los cambios que estos nuevos avances suponen en nuestras vidas.
Esperemos que los experimentos de Brooker no terminen aquí y que esta maravillosa antología sobre el poder y las consecuencias de las nuevas tecnologías sigan ofreciéndonos pequeñas joyas como esta que nos ofreció la semana pasada.
Si que es una perla de episodio.
ResponderEliminarComo alguien ha escrito por ahí, parece que para esta serie es mejor hacer 3 o 4 especiales al año y déjate de temporadas.
Buenas!
EliminarCreo que con el tema de las nuevas tecnologías y todas sus inquietantes consecuencias tenemos BM para rato ;)
Muchas gracias por pasarte por el blog y comentar.
Saludos!