La acción de la película comienza en 1981, cuando Ned Weeks (el protagonista de la peli, interpretado por Mark Ruffalo) está llegando en barco a Fire Island, una isla situada a pocos kilómetros de Manhattan, donde los gays adinerados tienen sus casas de la playa. Música petarda ochentera, tipos musculados de muñeca quebrada paseando su bronceado palmito con bañadores de la mínima extensión o directamente en bolas, cruising, sexo anónimo, alcohol y poppers a tutiplén. Todos los elementos de una vida frívola, hedonista, epicúrea, irresponsable, donde sólo hay cabida para la fiesta y la diversión. Pero pronto una sombría mancha echa un oscuro manto sobre toda esta felicidad paradisíaca, una demoledora epidemia llega para quedarse y para castigar y matar a muchos de los que participaban de esta vida abocada al placer sin fronteras. La primera muestra de que algo va mal en el paraíso, la tenemos cuando un fornido joven (interpretado por Jonathan Groff, este año visto en la serie también de temática gay "Looking") se desploma en la playa mientras está jugando a pelota ¿una insolación? No, es el primer personaje de la película que sufre de lo que durante muchos años se denominó el "cáncer gay".
Como he dicho antes, la película cuenta con un reparto estupendo y ninguno de ellos defrauda, incluso alguno nos sorprende. Mark Ruffalo es perfecto para el papel, con esa eterna mirada triste y ese aspecto de tipo de una cierta edad, que ya está de vuelta de todo y que no es capaz de dejarse llevar cuando conoce a alguien con el que poder iniciar una relación; lo analiza de pies a cabeza, pone sus contras por encima de sus pros; ese tipo de personas que comienza una relación esperando el momento en que la cagarán y todo se irá al traste, tirando la toalla incluso antes de comenzar. Brillante resulta la entrada de Julia Roberts, que interpreta a la Dra. Emma Brookner, un papel breve pero intenso y que también tiene sus grandes momentos de lucimiento dramático. La Dra. Brookner es una doctora tullida (paralizada de cintura hacia abajo a causa de la Polio desde los 5 años) que trata a los pacientes infectados de SIDA y que se da cuenta de que los casos se multiplican semana tras semana, que la epidemia se está extendiendo a pasos agigantados.
Pronto entra en la vida de Ned el personaje de Matt Bomer (conocido por interpretar a un elegantísimo ladrón de guante blanco en "White Collar"), que aquí interpreta a Felix Turner, la pareja de Ned, que le enseñará que los hombres no son seres que aman por naturaleza, sino que aprenden a hacerlo. Bomer tuvo que perder un montón de quilos durante el rodaje para acentuar los estragos que la enfermedad estaba ocasionando en el cuerpo del personaje. La química entre Ruffalo y Bomer traspasa la pantalla y juntos protagonizan escenas potentes, como cuando tienen una conversación donde se plantea la delicada pregunta de ¿Si lo tuviera, me dejarías?. Los momentos en que Ned (Ruffalo) baja a la lavandería sólo para poder llorar y que no le vea su compañero enfermo. Una de las escenas más románticas y a la vez más terroríficas que he visto en una película desde hace mucho tiempo es cuando Ned llega a casa y ve que Felix (Bomer) se ha hecho las necesidades encima. Ned lo coge en brazos, lo pone bajo la ducha y lo limpia, con todo el amor y el cariño del mundo, sin dramatismos, sólo porque le quiere, simplemente porque es la persona. Cuando Felix le suelta la demoledora frase "Quieres que mejore, pero no estoy mejorando y eso me hace sentir muy culpable...". Cuando discuten porque Felix está muy mal y Ned le reprocha que no come como es debido, a lo que Felix responde "Mi esperanza de vida es de 10 minutos, puedo comer lo que me salga de los huevos...". O la triste idea de marcar una cita en la agenda con tu pareja que se está muriendo a dos meses vista, sólo para negarte a ti mismo que esa persona no estará viva para aquel entonces, porque esa idea es demasiado horrible como para asumirla, porque nunca se deja de luchar por la gente que quieres.
Jim Parsons está fantástico en un papel que demuestra que este actor sirve para mucho más que para interpretar al friky de Sheldon o el breve papel de Alfred Molina (que interpreta al hermano de Ruffalo), que se da cuenta un poco tarde de que su hermano tiene un corazón como el de todo el mundo, un corazón normal, no el de un enfermo o el de un desviado. Que ama, se apasiona y lucha por lo que cree que es justo, como todo el mundo.
La historia y el tema tienen un gran potencial dramático que llega a alcanzar cotas verdaderamente demoledoras. Los 80' fueron la época de la liberación sexual para la comunidad gay, después de tantos años de represión, por lo que la promiscuidad estaba a la orden del día. Con la llegada del SIDA, se planteó el escalofriante interrogante de si el hecho de mantener relaciones sexuales te puede matar, hay que dejar de hacer uso de tu libertad sexual o seguir luchando. La película nos muestra cómo en dos años esta comunidad pasa de ser un paraíso a ser una comunidad destrozada, triste, devastada. Y lo hace a través de imágenes especialmente potentes:
1) Hombres que llegan a la puertas de los hospitales con sus amigos a punto de morir a cuestas, gritando dolorosamente.
2) Gente que tiene miedo a descolgar el teléfono y que una vez más sea la noticia de que otro amigo suyo ha fallecido.
3) Modelos de pasarela masculinos que tapan con maquillaje sus sarcomas en la piel, para borrar las secuelas que la enfermedad está ocasionando en sus jóvenes rostros y así evitar el rechazo de la gente, que los tachará de depravados, de enfermos que se lo han buscado.
4) Gente con miedo a recibir besos. Gente con miedo a darlos.
5) Pacientes relegados a tristes zonas de aislamiento donde la gente lleva trajes antipandémicos a lo "Estallido". Zonas de los hospitales donde las condiciones de salubridad son asquerosas, porque los de la limpieza no se atreven a entrar, los técnicos no se atreven a arreglar los electrodomésticos que se estropean por miedo al contagio. La Dra. Brookner se niega a tomar medidas para no contagiarse y en un momento de la película dice "Nunca las he tomado y nunca las tomaré, y de momento sigo aquí..."
6) Discotecas gays llenas de gente con sarcomas en la cara, donde suena el I Will Survive, y todo son luces de neón y purpurina, pero nada de esto puede cubrir las secuelas que esta devastadora peste del siglo XX está dejando sobre la ahora debilitada y asustada comunidad gay. Sobrevivir era una lotería. Todos hicieron lo mismo, pero sólo algunos de ellos sobrevivieron.
7) Un piloto de avión que se niega a despegar si no baja un pasajero infectado.
En un momento de la película la Dra. Brookner dice que con esta enfermedad ninguna información es 100% segura. Lo triste y escalofriante es que hoy en día, a pesar de que se ha avanzado en el tema, muchas de ellas siguen sin serlo. Muchos interrogantes que se plantean en la película siguen abiertos a día de hoy.
La película también parece denunciar el hecho de que la medicina y la política no empezaron a moverse realmente hasta que se dieron cuenta de que se trataba de un virus que no sólo mataba a homosexuales. Pero bien, ya se sabe, el hombre es un lobo para el hombre.
En "The Normal Heart" los personajes no cantan como en "Rent" para paliar el dolor de su alma, ni se ponen a soñar despiertos como en "Angels in America" para evadirse de la cruda realidad, aquí los personajes luchan por sus derechos, se quieren los unos a los otros, demuestran el apoyo incondicional hacia los suyos cuando su vida se está rompiendo a pedazos.